Adela Cortina Orts, catedrática de Ética en la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ETNOR para la ética de los negocios y de las organizaciones, se queja de que la ética apenas se haya ocupado de un fenómeno que está expoliando la Naturaleza, causando injusticia a nivel global y produciendo insatisfacción de las supuestas naciones satisfechas: el consumo de bienes no necesarios.
Expolio de la Naturaleza, porque, en el planeta que habitamos, tanto los recursos como la capacidad de absorber la contaminación son limitados. La 'huella ecológica' es una herramienta habitual para estimar la relación existente entre los recursos disponibles y los consumidos. Se define como el terreno productivo que una determinada población necesitaría para suministrar los recursos que consume. Los cálculos estimados para España indican que a cada individuo le corresponden -en términos de productividad productividad media mundial- 2,5 hectáreas para abastecerse y absorber sus residuos (como residuo se contabiliza solo el dióxido de carbono). Sin embargo, el consumo realizado por ese individuo exige, en términos territoriales, 5,5 hectáreas. (Datos extraídos del libro de María Novo El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa).
Injusticia a nivel global, porque si un país "ocupa" un territorio superior al que le corresponde, alguien en otro lugar tendrá que "ocupar" menos. En otras palabras, nuestra forma de consumir se sustenta sobre la apropiación de lo que les corresponde a otros países: los países del Tercer Mundo.
Insatisfacción de las supuestas sociedades satisfechas (sociedades occidentales). En palabras del escritor Luis Goytisolo, "por supuesto, existe un nivel de necesidades insoslayables -alimentación, alojamiento, educación, sanidad, etc.- que nadie en sus cabales se atrevería a cuestionar. Pero más allá de este nivel, cuando del consumo necesario se pasa al consumo superfluo, se entra imperceptiblemente en una cadena de sugestiones que lleva a entender la vida como un parque temático en sí misma, lleno de sorpresas, que uno recorre hasta que le toca salir. [...]; un quiebro que no puede saldarse sin un solapado costo para el sujeto, de íntima insatisfacción y desasosiego y, en definitiva, de infelicidad".
En su libro Por una ética del consumo, Adela Cortina intenta orientar éticamente el consumo, proponiendo sugerencias para un consumo justo, libre, solidario y felicitante; señala que cambiar las formas de consumo es la mejor manera de hacer un mundo a la altura del profundo valor de las personas.
Adela Cortina se califica a sí misma como "activista de la ética". "¿Por qué?", le preguntan. "Porque los seres humanos me interesan mucho y creo que el mundo no está hecho a su altura", contesta. Los seres inteligentes están hechos para ser y no para tener. Sería más gratificante, por ser más coherente con la naturaleza del ser humano, participar en la construcción de un mundo más humano. (En múltiples ocasiones, se ha mencionado hasta qué punto nuestro actual sistema económico, además de injusto, es altamente inhumano).
En el volumen 3 del Diccionario Enciclopédico de la Economía (1980, ed. Planeta, Barcelona, 8 volúmenes), se puede leer: "La persona occidental viene a ser como un árbol de ramaje desaforado, pero de atrofiadas raíces. No es caer en un actitud mística el comprender que en este desequilibrio está el origen
de hondas insatisfacciones y ansiedades, así como un campo de posibilidades vitales poco aprovechadas. Como en el cultivo de plantas, la poda del ramaje material es el tratamiento indicado para recuperar el equilibrio y así, una vez más, nos tropezamos con la idea de límite como una necesidad urgente de nuestro tiempo".
4 comentarios:
Estoy de acuerdo con lo que sugiere Adela Cortina, en la necesidad de replantearse el consumo y en aprender a ser, no a tener. Ocurre que por el otro lado, por desgracia el lado que tiene dinero (y poder), se está promoviendo justo lo contrario. Aparatos que inundan los mercados cada año, y que son comprados por miles de millones de ciudadanos por meras cuestiones de "estatus social".
Sale el nuevo iPad y la gente se queda en la calle de noche, pasando frío, para ser los primeros en poder comprar un aparato que ha sido fabricado en China, esclavizando a las personas hasta el límite. Estamos realmente extraviados, nos hemos perdido pero a base de bien.
Entonces, ¿qué se ha de hacer para oponerse a la atronadora voz del sistema? Y hablo de ese mismo sistema que no duda en atosigar al ciudadano con recortes cuando los niveles de ventas bajan y los mercaderes sin escrúpulos claman al cielo.
En este mundo, para nada hecho a nuestra medida, el ser humano se ha convertido en un ganado; unos pocos obtienen del resto su ración de dinero/trabajo, y cuando el ganado deja de producir, al matadero.
Un saludo.
Elemento Cero:
¿Que hacer? Primero, no compar el nuevo iPad, a no ser que realmente nos sea necesario; demostrar que somos personas y no ganado, revelándonos contra quienes nos consideran ganado.
Muchas gracias por tu comentario. Hay muchas personas que se creen que son ganado y no seres humanos.
Un saludo
Una gran aportación, con frases realemnte notables y metaforas muy claras, la poda, el ganado, etc ...
A parte de la actuacion individual de no caer en el consumismo, y de educar a las siguientes generaciones en esos valores . . . que podemos hacer???? para tener un poco de amplificación de nuestra idea entre el resto del "ganado".
Algunas empresas difunden otras escalas de valores (y con mucho exito comercial por cierto).
Hola Poderío,
Considero que por razones medioambientales, antes o después -más antes que después- tendrenos que reducir nuestro consumo. Por razones fáciles de adivinar es mejor que esa reducción sea voluntaria. Se me ocurre pensar que, como hay bastantes que obran al dictado de la "moda" (hay que estar al día), seria interesante poner de "moda" la reducción de consumo para tener más tiempo libre.
Un saludo
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