No se me había ocurrido pensar en la posible existencia de los conceptos de ética intergeneracional y ética intrageneracional hasta que no leí el libro, La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? (2005, Círculo de Lectores, Barcelona). En ese libro, mediante un supuesto diálogo entre Miguel Delibes, escritor que fue miembro de la Real Academia de la Lengua Española, y su hijo, Miguel Delibes Castro, eminente biólogo, enjuician "un sistema de producción que solo se preocupa de explotar los recursos terrestres sin ocuparse de las consecuencias". (Contraportada)
En la última parte de ese libro, "Ética y medio ambiente", Delibes-padre pregunta si en todos los conflictos medioambientales, que han citado, no hay intereses egoístas, problemas éticos, culpables. Su hijo contesta que "hay intereses poderosos y bien conocidos detrás de los que pretenden que las cosas sigan como están": los lobbies de las empresas multinacionales o transnacionales, lo "suficientemente poderosos para obligar que los gobiernos obedezcan sus instrucciones". A continuación, Miguel Delibes Castro indica a su padre:
"Suele atribuirse el desinterés por el futuro del medio ambiente a la ausencia de una ética intergeneracional. En otras palabras, se supone que, aunque casi nunca lo hagamos, deberíamos adoptar las decisiones de hoy teniendo en cuenta las condiciones en que vamos a dejar el mundo para los hombres de mañana. Probablemente, sin embargo, este discurso se ha quedado, al menos en parte, anticuado, puesto que las decisiones de hoy ya están haciendo sufrir a las generaciones de hoy. Ya estamos purgando nuestros pecados. No hay que discutir, por tanto, los pros y los contras de una ética intrageneracional, hay que hablar solo de ética, para todos y para todo tiempo".
Ante la insostenible situación a la que nos está llevando el actual sistema económico-social, están surgiendo tres tipos de reacciones: la catastrofista, la oportunista y la ética. La única posible para el ciudadano responsable es la última que, según Jesus Conill Sancho, "consiste en percatarse de las nuevas posibilidades y oportunidades que se ofrecen realmente a las personas y tratar de orientar todos estos procesos en un enfoque responsable y humanizador", es decir, de incorporar el "sentido ético a la economía".
Nota. En http://pildoras-para-pensar.blogspot.com/2011/06/muerte-lenta-de-la-democracia.html, http://pildoras-para-pensar.blogspot.com/2011/07/las-empresas-multinacionales-y-la-omc.html, http://pildoras-para-pensar.blogspot.com/2011/07/poder-de-las-multinacionales.html y http://pildoras-para-pensar.blogspot.com/2011/07/lobbies-de-las-multinacionales.html se menciona el actual poder de los lobbies de las grandes empresas multinacionales y algunas de sus consecuencias.
2 comentarios:
Ya, pero si no se logra incorporar el sentido ético a la economía, y mientras tanto el tiempo pasa y la situación empeora, ¿habrá que ser catastrofista, no? Sinceramente, yo no veo que la cosa cambie a mejor, bien al contrario.
Hola Lorenzo:
Es lo de siempre: depende del color del cristal con que se mire. Para mí eso no es lo importante. Lo importante para mí es hacer lo que se pueda para cambiar a mejor. Uno es culpable sino hace nada, disfrace su actitud con el disfraz que sea.
El diálogo es cambio de puntos de vista. Muchas gracias por comentar.
Un saludo
Publicar un comentario