La noción de decrecimiento nació en los años setenta con el trabajo de Nicholas Georgesen-Roegen en el que cuestionaba el actual sistema económico por motivos ecológicos (límites del planeta, entropía) y sociales (falta de tiempo para poder crecer en humanidad y falta de cohesión social -grandes desigualdades económicas entre la población-).
Pero ha sido en los años noventa cuando este movimiento empezó a tomar fuerza en Francia y en Italia, promovido por distintos autores con una perspectiva multidisciplinar. Desde entonces, se han publicado interesantes libros y, en Francia, un periódico semanal, La Decroissance, de gran tirada. En 2003, también en Francia, se creó el "Instituto de Estudios para el Crecimiento Sustentable" del que es presidente Serge Latouche, el ideólogo del decrecimiento más reconocido en la actualidad. Se considera un paso importante la creación de un partido político, PPLD (Partido para el Decrecimiento), a pesar de que no se ha considerado oportuno participar en las próximas elecciones francesas.
En España, el concepto se ha popularizado en amplias zonas del país y existen no solo numerosas organizaciones, sino tambien bastantes libros en torno al decrecimiento. En Cataluña, "Entesa pel Decreixemt" se organizó en marzo de 2007 unas jornadas sobre este tema. Más tarde, del 16 al 29 de marzo de 2010, se llevó a cabo la Segunda Conferencia Internacional sobre Decrecimiento Económico para la Sostenibilidad Ecológica y la Equidad Social; más de 500 participantes de más de 40 países dentro de los cuales se encontraban científicos, miembros de la sociedad civil y profesionales asistieron al encuentro que tuvo lugar en el edificio histórico de la Universidad de Barcelona. (Para más información acerca de la expansión de este movimiento en España, se puede consultar, entre otros, http://www.decrecimiento.info/ o http://www.portal-dbts.org/42_decrecimiento_cast.html).
En torno al tema del decrecimiento, también existen movimientos y organizaciones en el mundo anglosajón, sobre todo en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Destacan autores como Richard Heinberg, ecólogo y profesor universitario estadounidense, especializado en temas relacionados con los aspectos medioambientales y sociales del uso de la energía y sus fuentes, y, en particular, los relativos a las consecuencias resultantes del agotamiento del petróleo. Como resultado de estos últimos estudios, ha propuesto un protocolo internacional para mitigar las repercusiones de la llegada del pico de agotamiento de esta fuente de energía.
En la misma línea, durante 2005 a propuesta del ambientalista Rob Hopkins surgieron en Irlanda las llamadas "comunidades de transición", cuyo objetivo es prepararnos para una vida sin petróleo. (En http://www.ted.com/talks/lang/es/rob_hopkins_transition_to_a_world_without_oil.html se puede ver un video en el que Rob Hopkins expone su propuesta). Parece que el concepto se ha extendido rápidamente y son muchos pueblos y ciudades, reconocidas oficialmente como "comunidades de transición".
En un artículo periodístico, Vicente Verdú dice que en Estados Unidos se han comenzado a impartirse unos cursos sobre la manera de llevar una vida austera; cursos que él considera "oportunos y necesarios para cambiar las formas de comportamiento". Este escritor informa: "Del mismo modo que proliferan los consultorios sobre cómo vestirse, cómo comer, cómo elegir colores, proliferan los consultorios para hacerse a la nueva coyuntura. (...). Ahora las autoridades piden consumir; la rebelión de los consumidores es no consumir. Hacerse frugal es como practicar una diera de adelgazamiento. La primacía de lo delgado sobre lo obeso, la patología de la obesidad se corresponde con la patología del gasto suntuario, exagerado, excrementicio".
3 comentarios:
Magnífica entrada. En efecto, la tendencia hacia el decrecimiento es uno de los primeros signos de "evolución" racional. Fundamentar premisas sociales, económicas o políticas en la vaga idea de "crecer y crecer" es muy peligroso e ilógico. Los recursos son finitos, ergo hay que reestructurar la civilización para vivir de manera sostenible.
Dar el salto al "decrecimiento" sería comparable a dejar de ser bestias sin entendimiento, a renunciar a un enfoque vírico o propio de las plagas; caminar hacia el futuro.
Un saludo.
A mí me gustaría que este movimiento ganara en amplitud y se expandiera de forma imparable. Pero me impaciento y creo que avanza demasiado despacio. No nos va a dar tiempo de parar la debacle que se avecina.
Gracias por vuestros dos comentarios. También desde mi punto de vista es un movimiento muy interesante, que apoyaré en la medida que me sea posible.
Un saludo
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