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lunes, 2 de julio de 2012

Consumo y consumidor

     Los argumentos que emplea  Global Network of Sciences Academies  (IAP) en el informe preparado para la Cumbre Río+20 para calificar del grave el excesivo consumo de los países del Primer Mundo, así como los que utiliza la corriente  de pensamiento político, económico y social del decrecimiento para situarse al margen de la cultura del producir, vender y comprar, son de naturaleza medioambiental. A pesar de lo que digan los "optimistas económicos" no podemos consumir más recursos de los que hay en el planeta.

     Pero hay otro aspecto del consumo mencionado con mucha menos razón y que tiene como protagonista el consumidor: ¿para qué está hecho el ser humano? ¿ser o tener?

     En una ocasión, Luis Goytisolo escribió:

     "Por supuesto, existe un nivel de necesidades insoslayables  -alimentación, alojamiento, educación, sanidad, etc.- que nadie en sus cabales se atrevería a cuestionar. Pero más allá de este nivel, cuando del consumo necesario se pasa al consumo superfluo, se entra imperceptiblemente en una cadena de sugestiones que lleva a entender la vida como un parque temático en sí misma, lleno de sorpresas, que uno recorre hasta que le toca salir. [...]; un quiebro que no puede dejar de saldarse sin un solapado costo para el sujeto, de íntima insatisfacción y desasosiego y, en definitiva, de infelicidad".

     Es curioso que sea en un Diccionario Enciclopédico de Economía (8 volúmenes, Ed. Planeta, Barcelona, 1980) donde se diga (vol.3, pág. 366), hablando de desarrollo económico:

     "La persona occidental viene a ser como un árbol de ramaje desaforado, pero de atrofiadas raíces. No es caer en una actitud mística el comprender que en este desequilibrio está el origen de hondas insatisfacciones y ansiedades, así como de posibilidades vitales poco aprovechadas. Como en el cultivo de plantas, la poda del ramaje es el tratamiento indicado para recuperar el equilibrio y así, una vez más tropezamos con la idea del límite como una necesidad urgente de nuestro tiempo".

     El famoso psicoanalista francés J. Lacan indicaba que pasar de una sociedad de consumo a una de satisfacción de las necesidades y de opciones responsables indicaba que el ser humano habría entrado en la madurez. "Los niños, en su relación con el entorno, quieren esto y esto y esto y esto..., mientras que ser adulto significa que solo se puede hacer esto a esto". (Citado por María Novo, en El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa, pág. 111).

     Termino con lo que la catedrática de Ética y Filosofía Moral en la Universidad de Valencia dice en su obra Por una ética del consumo (Ed. Taurus, Madrid, 2002): "el problema es que quien se reafirma de esta manera se deja el yo en el camino, comprando cosas unas detrás de otras". Según ella, la clave reside en consumir de modo consciente y reflexivo; y considera insensato regocijarse en el hecho de que "los lujos para nuestros padres han llegado a ser necesidades para nosotros".

2 comentarios:

mar dijo...

eso es decrecimiento y consumo equilibrado, pero eso hay que comenzar por la educación.

Juliana Luisa dijo...

Tienes razón, Mar.

Un abrazo