Dados los frutos que para la humanidad puede proporcionar la "sabiduría de las multitudes", es importante señalar qué circunstancias deben concurrir para que las decisiones colectivas de un grupo de personas sean más sabias, mejores, que las alcanzadas individualmente por cada uno de sus miembros.
En primer lugar, en el grupo debe darse una diversidad de opiniones. Cada uno mantiene su opinión particular, por muy disparatada que, en un principio, pueda parecer. Cada uno manifiesta lo que realmente piensa. En este sentido, es necesario, por un lado, que los grupos no sean pequeños u homogéneos, y, por otro, que la información producida por cualquier miembro sea accesible a todos en igualdad de condiciones.
La independencia permite que la opinión de cualquiera no esté determinada por la opinión de los demás miembros del grupo. Una persona independiente es más probable que aporte datos nuevos, en vez de facilitar información conocida por todos; y, por otra parte, un error individual no perjudica la toma de decisiones, salvo que todos apunten en la misma dirección. Una de las claves para el éxito de las decisiones colectivas es conseguir que los participantes no presten atención a los que se está diciendo: "todo el mundo dice".
Es necesario un cierto grado de descentralización que permita la existencia de subgrupos especiales dentro del colectivo. Muchas decisiones importantes son tomadas por los individuos basándose en un conocimiento local y específico.
Para que un grupo tome decisiones inteligentes, cada uno de sus miembros debe de pensar individualmente con la información disponible y, después, compartir su opinión con el resto de los miembros para enriquecerse mutuamente; cada persona conserva su propia identidad y sus propias ideas, que toman forma y se ven influidas por las aportaciones de los otros.
Las redes sociales hacen posible la conexión y la coordinación entre las personas sin necesidad de que nadie sea el jefe. Cuando se agrupa una multitud de sujetos independientes, preocupados por un mismo problema, no dirigidos por un superior, se obtienen soluciones mejores que cualquier otro tipo de organización.
Para James Surowieke, autor de Cien mejor que uno. La sabiduría de la multitud o por qué la mayoría es más inteligente que la minoría (Urano, Barcelona, 2004), "estamos programados para ser colectivamente inteligentes".
No es que, de repente, haya surgido ese tipo de sabiduría (es muy
importante distinguir entre inteligencia y sabiduría) es que ahora tenemos unas técnicas que permiten ese diálogo. El concepto está relacionado con las teorías de Elinor Ostrom y su modelo social de la "elección pública", con el descubrimiento de las neuronas espejo, con la idea de justicia (expuesta por Amartya Sen, La idea de justicia), con el concepto de capital social, abre el camino hacia una "cooperación social próspera y pacífica" y puede suponer una ruptura con el modelo social, individualista y racional, base del vigente sistema económico.
NOTA. Una parte muy importante de lo aquí indicado procede de www.iniciativasocial.net.
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