La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, "en el discurso en el que marca la agenda de la cumbre del Fondo Monetario Internacional", dijo algunas cosas que considero obligado comentar.
Lagarde dijo: "Se han hecho muchas cosas en el último año, pero queda aún mucho por hacer". Y, refiriéndose a los países de la periferia, como España, indicó, primero, que "muchos bancos están aún en una fase temprana de saneamiento" y, después, que era prioritario "limpiar el sistema por la vía de la recapitalización de los bancos con problemas".
Sin duda, "se han hecho muchas cosas en el último año": se ha desmantelado la sanidad pública, la educación pública, se han echado de su casa a muchas familias que no podían pagar la hipoteca porque todos sus miembros habían quedado en paro, hay muchos niños y niñas que pasan hambre, personas que han fallecido por no tener dinero para pagar los medicamentos, etc. etc. Según un artículo de opinión aparecido en la prensa, "Los indicadores sobre la proporción de hogares que no reciben remuneraciones de mercado de trabajo, prestaciones por desempleo o de la Seguridad Social, que regularmente ofrece la Encuesta de Población Activa, alcanzaron su máximo histórico hace más de un año y no han dejado de crecer desde entonces". (No se está hablando de caprichos sino de derechos humanos. ¿Hay alguien
en el FMI que haya leído la Declaración Universal de Derechos Humanos?)
Pero, según Lagarde, "queda aún mucho por hacer"; "muchos bancos están aún en una fase temprana de saneamiento"; y "la prioridad es limpiar el sistema para recapitalizar los bancos con problemas". Es decir, para la directora del FMI, los verdaderos causantes de la crisis, es decir, los bancos, son más importantes que los ciudadanos.
Sin embargo, hay, al menos, dos cosas que Lagarde no ha mencionado en su discurso.
En primer lugar. ¿Qué razones hay -o había- para que el FMI decidiera "sanear" los bancos, que no se habían comportado como debían, con el dinero de los ciudadanos que menos dinero tienen, o tenían? Los ciudadanos sabemos - y probablemente también lo saben los economistas del FMI- que había otras soluciones, incluso dejar morir los bancos "enfermos". (Es más humano que muera un banco que una persona).
En segundo lugar. ¿Cuándo ha explicado a los ciudadanos esas razones? El FMI -y también nuestros representantes- deben saber que estamos en una democracia y que, como dice el premio Nobel de Economía, Amartya Sen, la democracia va más allá de la representación política: es una forma de gobierno que implica la protección de los derechos y libertades de los individuos, el acceso a las prestaciones sociales y el derecho a acceder a la información para participar activamente en la deliberación pública.
En lugar de informar a la ciudadanía, lo que ha hecho el FMI es anunciar toda clase de males si no se obedecía sus indicaciones: está instalando la "economía del miedo", porque sabe que el miedo siempre ha sido un fiel aliado del poder y un arma de dominación política.
Ante esta situación, la ciudadanía -en nombre de todos los que el FMI ha condenado- debe no tener miedo al miedo, seguir practicando la solidaridad y la empatía, y exigir que cese el pago de una deuda que no es suya. Queremos "acceder a la información y participar activamente en la deliberación pública".
2 comentarios:
Muy coherente Juliana.
No se puede decir que el FMI haya sido un ejemplo de transparencia y especialmente de sensatez y sensibildiad desde hace décadas. Sin duda todo lo contrario y los resultados están a la vista. Pero lo de sus últimos tres máximos responsables Rodrigo Rato, Dominique Strauss Kan y Christine Lagarde clama al cielo. Más bien podríamos decir que el FMI en vez de estar al servicio de los pueblos lo ha estado siempre al lado de los grandes capitales entorno a los cuales ha hecho girar la economía mundial, cada vez con más notoriedad, en los últimos años.
Un saludo
PD. En relación a mi comentario de un artículo anterior, cuando digo que es pecisa la aparición de políticos con carisma suficiente para canalizar el sentir del grueso de la ciudadanía, intento creer en una actitud práctica y realista en el corto plazo.
Claro que creo en la democracia participativa del pueblo pero, al menos en mi modo de ver, estamos ante una situación crítica en la que no podemos cambiar un modelo social y político establecido desde hace siglos en algunos casos de forma tan radical. Hay que modificarlo, por supuesto, y modificarlo muy muy sustancialmente para dar al pueblo una buena parte de la participación en las decisiones -a traves de referendums, cambios en los modelos electorales, en el sistema de partidos políticos, etc.-, pero creo que tiene que haber personas decididas y que sean capaces de asumir la responsabilidad suficiente para, con el apoyo del pueblo -que duda cabe su beneplácito y refrendo-, darle la vuelta a esta situación actual que se está conviriendo tan peligrosa para el devenir presente y futuro de la ciudadanía.
En fin, es complicado todo esto y desarrollarlo en unas cuantas líneas es aún más complejo sobre todo cuando el "enemigo" es tan extraordinariamente poderoso, pero "algo" hay que hacer y hay que hacerlo pronto.
Y perdón que, como casi siempre, me he extendido en exceso.
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Seguiremos hablando. Un saludo
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