Las patentes -de invención- son el mecanismo a través del cual la Organización Mundial de Comercio (OMC) convierte el conocimiento en mercancía. Como todos sabemos, una patente es un título que reconoce el derecho de explotar en exclusiva una invención, impidiendo su utilización sin consentimiento del titular.
Según los defensores del sistema, con la concesión de una patente, al compensar al autor del invento, se promueven la creatividad y el desarrollo científico y técnico, lo que, según ellos, supone aumentar la calidad de vida de toda la humanidad. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
La conversión del conocimiento en una mercancía ha conducido a lo que se ha dado en llamar tecnociencia, protagonizada por grandes empresas, interesadas única y exclusivamente, por las ganancias económicas. La experiencia ha puesto de manifiesto que hay invenciones que podrían mejorar la calidad de vida de las personas, pero que no llegan al mercado debido a que la patente es comprada -y a continuación escondida- por otra empresa que considera que su desarrollo puede disminuir sus ganancias. Para empezar se puede pensar en las energías renovables y las empresas petroleras.
Otro importante problema está relacionado con el tiempo de vigencia de la patente: veinte años. Ello significa que durante veinte años -prácticamente todo el tiempo de vigencia de la invención- la empresa funciona en régimen de monopolio, lo que permite que el precio de producto bajo patente sea más elevado de lo razonable.
Existen muchas razones por las cuales el sistema actual de patentes tiene desventajas muy grandes, sobre todo si se trata de conocimientos relacionados con la salud, por cuento la salud es un derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero no solo eso: ¿qué se puede pensar de una empresa como Monsanto y el desarrollo de semillas genéticamente modificadas para que sean estériles, en contra de la que Naturaleza ha establecido para asegurar la vida de los seres vivos que habitan la Tierra: si se quieren alimentos, año tras año, deberán comprarse nuevas semillas?
El tema de las patentes ya ha sido abordado, en este blog, en una entrada anterior, así como el robo (biopiratería), para la posterior solicitud de una patente, de conocimientos pertenecientes a quienes consideran que el conocimiento es un bien común. ¿Cómo calificar a un sistema económico que, además de permitir ese robo, pone por encima de todo el aumento de las ganancias económicas de las grandes empresas?
2 comentarios:
El conocimiento es un derecho común, así debería ser presentado, pero sucede lo contrario, se esconde el conocimiento sobre aspectos esenciales como este tema que tratas en tu post, se enturbia la atmósfera alrededor con ruido de toda clase para hacer funcionar las cosas siempre en favor de los monopolios. El mercado es un mundo frío.
Un placer, leer.
Saludos.
Beatriz:
Estamos totalmente de acuerdo.
Gracias por el comentario.
Un abrazo
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