En
El País del 31 de enero de 2016 se
publicó una entrevista a Mark Klein, investigador del Centro para la Inteligencia
Colectiva del Massachusetts Institute of Technology. En este Centro se estudia y
analizan los profundos cambios sociales y políticos que la inteligencia
colectiva impone. En el momento de la entrevista, Mark Klein participaba
en un encuentro internacional sobre participación digital y democracia
deliberativa organizado por el Ayuntamiento de Madrid.
Según
este investigador “la inteligencia colectiva es ideal para problemas complejos
en los que tienes muchos expertos, muchos actores implicados y muchas posibles
soluciones”. Klein indica el caso de la
gran farmacéutica Eli Lilly que hace tiempo se dio cuenta de que había problemas científicos que era incapaz de
resolver y decidió compartirlos a través de Internet para que la gente de
todo el mundo los resolviera a cambio de
una recompensa en metálico. Funcionó tan bien que fundaron Innocentive, una
empresa que se dedica solo a eso y en la que ahora participan muchas otras.
En
el terreno de lo político, señala cómo la inteligencia colectiva puede jugar un
importante papel. “Un ejemplo son los presupuestos participativos, en los que los
ciudadanos deciden en qué gastar el dinero de los impuestos”.[...] Otro ejemplo son los Ayuntamientos que tienen mecanismos para que la gente advierta de problemas con las carreteras o las basuras". […] Hay
muchos experimentos que funcionan. Según Klein, "la gente que siente que no le escuchan acabará
organizándose por su cuenta gracias a la inteligencia colectiva”. Nunca los ciudadanos han tenido tantos conocimientos como ahora.
El título de la noticia era "Cuanta más gente, menos errores". Cuando le pregunta, ¿qué futuro le depara el pensamiento colectivo canalizado a través de los ordenadores?, contesta: "Creo que no va a haber una sola institución que vaya queda al margen de la inteligencia. El impacto va a ser enorme porque nuestras economías se basan casa vez más en el conocimiento. Muchas empresas serán reemplazadas por la comunicación entre ciudadanos". [...] "El crowdfunding es otro ejemplo". Hay que recordar que en esta alternativa al sector financiero son muchos ciudadanos los que deciden si merece la pena invertir en un determinado negocio o proyecto.
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