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lunes, 3 de julio de 2017

La paz y la democracia planetaria

     Como complemento a lo que hace unos días comenté sobre un Parlamento Mundial, preocupada por la guerra y el aumento del gasto militar en todas partes, me ha parecido oportuno ofrecer unos párrafos del texto preparado por Boutros Boutros Gnali, ex secretario general de Naciones Unidas, para Ánfora Nova, Revista Literaria Universal, nº 73-74, monográfico dedicado a la Paz, en el que participa un prestigioso elenco de veintisiete autores de diversos países.
     He aquí los párrafos iniciales del citado texto:
     "Quiero creer y sigo creyendo con obstinación, a pesar de los años,  a pesar de las tragedias pasadas, presentes, y de las que sin duda llegarán, que la instauración de la paz entre las naciones, basada en una democracia global, es una de aquellas utopías posibles y factibles.
     Y quisiera, además, que nos parásemos a pensar un momento en la relación entre realidad y utopía. ¿Acaso no era utópico, en los momentos más sombríos de la realidad de la esclavitud, imaginar que algún día esta se aboliría? ¿Acaso no era utópico, en los momentos más sombríos de la realidad de la segunda Guerra Mundial, intercambiar, como lo hicieron Roosevelt y Churchill, una correspondencia constante sobre la organización de la paz, como si la guerra ya hubiera terminado?
     Esto significa que la realidad está recorrida por fuerzas invisibles o más bien por fuerzas que no siempre se perciben en su tiempo y que nos autorizan no solo a conservar la esperanza, sino también a pretender transformar el futuro.
     Dejemos las cosas claras, no se trata de hacer tabla rasa de la realidad del momento para sustituirla por una realidad de lo intemporal y de la perfección, es decir, una realidad privada de la historidad.  Se trata, al contrario,de partir de la realidad existente, con todas sus imperfecciones y todas sus promesas, para que llegue a transformarse teniendo en cuenta un ideal, una ética, una determinada concepción de la justicia y de la responsabilidad.
     Son numerosos los filósofos, escritores y juristas que imaginaron, a lo largo de los siglos y en muchos lugares del mundo, un nuevo orden. Dubois, Dante, Erasmo, Slly, Leibniz. el Abad de Saint-Pierre, Emmanuel Kant, Thomas More, William Penn, Jeremy Benthan...
     Pero también, aunque menos sabido, pensadores del mundo árabe como Al Afarabi quien, en el siglo X, había imaginado a Ciudad virtuosa, y Abdul Rahman Kawajibi, quien concibió al final del siglo XIX la ciudad ideal, Om El Kora.
     Sabemos ahora que aquellas quimeras contribuyeron a instaurar un orden jurídico internacional. que la obra no está acabada  Sabemos que esas construcciones imaginarias fundaron las organizaciones internacionales modernas. Sabemos que esas ideas abstractas son las que mejor se encarnaron en el derecho internacional positivo que intenta gestionar la vida de las Naciones y los Pueblos.
     Esto significa que la obra no está acabada. Y que queda mucho sitio, hoy, para una utopía moderna. Una utopía de la democracia global como fundamento de la paz.
     Abogar por una democracia global, mientras el mundo se enfrenta a guerras sangrientas [...], mientras que el abismo Norte-Sur no deja de acrecentarse, mientras que la globalización provoca mutaciones políticas, económicas, sociales y culturales sin precedente, puede parecer, a primera vista, una preocupación bastante alejada de las realidades del momento.
     Por mi parte, tengo la convicción de que se trata de un reto fundamental para la comunidad internacional de mañana. Y nos corresponde a nosotros, desde ya, preparar el terreno de un orden mundial.
     Está claro que hemos entrado en la era de la sociedad global.
     Bien se trate por ejemplo de la protección de los derechos humanos, del medio ambiente, de la lucha contra el sida, del control del porvenir demográfico, de la lucha contra el hambre en el mundo, de los grandes desafíos tecnológicos y de la genética, es evidente hoy que todas estas cuestiones se planean ahora a escala planetaria, y solo pueden comprenderse parcialmente a escala del Estado-nación. [...]
     Precisamente en esta perspectiva es donde la idea de democracia planetaria adquiere  todo su significado"....
     Espero que haya sido útil.

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