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martes, 30 de abril de 2013

Origen de la catástrofe ocurrida en Bangladesh

     Tenemos la costumbre de hablar de empresas francesas, alemanas, estadounidenses, etc., cuando la realidad es que, en las décadas, las empresas tienden a utilizar el mundo entero no solo para exportar, sino -a mi juicio, mucho más importante- en busca de lugares en los que los salarios son reducidos y los controles ambientales escasos, donde hay que pagar menos impuestos y la regulación social es menos efectivo. ¿Con qué objetivo? Con el único objetivo de ser competitivos y aumentar su cifra de negocio (ganancias económicas). Este fenómeno es conocido como "deslocalización de la actividad productiva" y provoca un desplazamiento de las empresas desde las zonas industrializadas de las países ricos a zonas determinadas -zonas de libre comercio- de los países pobres.

     Este es un proceso que, contrariamente a lo que podía pensarse y desearse, no supone una ayuda a los países pobres, sino más explotación, al tiempo que el panorama mundial se hace más precario. Esta deslocalización de la actividad productiva conduce a una pérdida de puestos de trabajo en los países industrializados, una explotación indiscriminada de la mano de obrar en los países de nueva localización de las empresas, una disminución de las conquistas sociales allí donde las había y recorte de los servicios públicos. Todo ello acompañado de un incontrolado deterioro ambiental y una falta de consideración de los trabajadores y trabajadoras como seres humanos.

     La situación es muy preocupante. Jan Tinberger, ganador del premio Nobel de Economía 1969 junto con Ragnar Frich, afirmó que se está guiando a la sociedad con una brújula que no sirve. En efecto, demuestra que, para el vigente sistema económico-social, las ganancias económicas están por encima de las personas.

     Esto es lo que ha sucedido en Bangladesh, uno de los lugares elegidos por las empresas del sector textil para fabricar prendas que después venderán en los países con mayor poder adquisitivo. Dejo a la consideración de si este acontecimiento tiene alguna relación con los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, según los cuales un total de 102 trabajadores fallecieron en los dos primeros meses del año, diez más que en igual período de 2012 o con el accidente del Metro que tuvo lugar en Valencia el año 2006. Sin embargo, no renuncio a indicar que el fenómeno está avalado por dos instituciones ademocráticas que gobiernan el vigente sistema económico: el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC).

     No pretendo -creo que lo he dicho más de una vez- que desaparezcan las actuales instituciones internacionales: pretendo que se modifiquen para que el sistema, además de ser sostenible, sea algo más humano y justo.
    

3 comentarios:

Arcadio R.C. dijo...

Las burguesías, aliadas con las monarquías declinantes, idearon y levantaron los estados nacionales que establecían fronteras y protección para los intereses del capital, la savia de la que dependían. Cuando los trabajadores tras siglos de lucha consiguieron cierta protección y convertir al Estado, de algún modo, en garante de derechos, los mismos poderosos se apuntan y dan forma a la globalización que borra las fronteras para el capital y los pone en condiciones de explotar a las masas desprotegidas del mundo de la pobreza.
Desgraciadamente, y para nuestra desesperación, el sistema nos convierte a todos en explotadores.
Un saludo.

Ateo666666 dijo...

El actual sistema de deslocalización industrial y subcontratación de la fabricación esconde simple y llanamente una falacia criminal: las grandes empresas parecen ser únicamente responsables de los beneficios mientras que con los problemas: contaminación y destrucción de los ecosistemas, explotación laboral (incluida la de niños) en condiciones muy próximas cuando idénticas a la esclavitud o la ingeniería financiera para evadir los beneficios empresariales, se intenta convencernos de que son meros accidente explicables de los que nadie tiene responsabilidad alguna (algo así como la caída imprevista de un meteorito) cuando en realidad conforman una estrategia perfectamente diseñada para maximizar las ganancias a costa de reducir los gastos (seguridad, condiciones laborales adecuadas, etc). En resumen una vuelta a la Inglaterra del salvaje capitalismo del siglo XIX. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2012/10/la-irresponsabilidad-de-las.html

Juliana Luisa dijo...

Da gusto tener lectores como vosotros. Todos tenemos parte de culpa. A los países desarrollados, a pesar de la pérdida de puestos de trabajo, les venía muy bien que las venía muy bien que las empresas se establecieran en los países del Tercer Mundo: productos mas baratos, eliminación de problemas derivados de la contaminación y falta de recursos, etc.
Pero creo que los seres humanos, a trancas y barrancas, ve evolucionando, está obligado a evolucionar. Lo pasado, pasado está. Toca resolver el presente y preparar el futuro.
Muchas gracias a los dos.
NOTA. Visitaré el blog diario-de-un-ateo