-1.-Según un estudio detallado, realizado por investigadores de la Universidad de Stanford y de la Universidad de California en Berkeley, y publicado en Joule el 2017, Estados Unidos tiene la capacidad de cubrir casi el cien de sus necesidades energéticas con renovables, con una contribución solar del 57,288%, una contribución eólicas del 38,41% y el restante 4% de fuentes geotermales, hidráulicas y oceánicas. 8ágina
-2.-Centrándonos en Estados Unidos, el Rocky Mountain Institute (RMI) que ha asesorado al Departamento de Defensa y el Departamento de Energía de la nación, así como a otros Gobiernos del mundo publico un extenso y detallado en 2018, con el título The Economics of Clean Portfoios:Energy; How Reneuwablr and Distributed Energy Ressources are Outcompeting and Can Strand Investment in Natural [La economía de los expedientes de energía limpia: cómo los recursos energéticos renovables y distribuidos son más competitivos y pueden congelar la inversión en producción de gas natural].
El informe concluye que la frenética fiebre del gas natural en el sistema eléctrico de Estados Unidos "puede congelar 1 billón de dólares es costes hasta 2030". Para empezar, la red energética de Estados Unidos, en su tiempo la envidia de todo el mundo está deteriorándose. Más de la miad de las centrales de energía térmica de más de treinta años dejarán de estar activas para 2030. El actual precio bajo del gas natural doméstico ha estimulado una gran inversión en una nueva generación de centrales eléctricas alimentadas por gas natural,que se espera que alcance los 110.000 millones de dólares en 2025. Para 2030, la industria eléctrica tendrá que invertir más de 500.000 millones de dólares para sustituir todas las viejas centrales cuyo retiro está programado. Esto costará 480.000 millones adicionales en combustible para operar estas centrales eléctricas, de un total aproximado de 1 billón de dólares hasta 2030. Esto, en una época en la que las energías solar y eólica son competitivas respecto al gas natural, y en pocos años serán más baratas, con un coste marginal cero y cero emisiones.
El precio que hay que pagar es desmesurado y sombrío. Lastrará a la industria eléctrica y energética de Estados Unidos no solo con un potencial billón de dólares en activos obsoletos, sino también con 5.000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono para 2030 y casi 16.000 millones de toneladas para 2050.
El RMI realizó un estudio comparativo de dos centrales eléctricas de turbina de gas de ciclo combinado y dos centrales eléctrica de turbina de combustión planificada, listas para operar en hora punta, en relación con fuentes optimizadas de energía renovable y distribuida específicamente regionales y capaces de ofrecer servicios similares. El estudio descubrió que, en los cuatro casos, un expediente optimizado de energía limpia es más rentable y entraña menores riesgos que las centrales de gas propuestas. Las implicaciones son asombrosas. Los datos demostraron que "las mismas innovaciones técnicas y la bajada de precios de las energías renovables que ya han contribuido a la retirada de las amenazan centrales de ahora amenazan con congelar las inversiones en gas natural". El estudio del RMI es una bomba potencial para el sector eléctrico y energético en Estados Unidos y, si se acepta con celeridad, permitirá efectuar una rápida transición de los combustibles fósiles a las energías verdes en intervalo de diez años. Merece la pena compartir por extenso las conclusiones del RMI.
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