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lunes, 30 de abril de 2012

Huella ecológica

     En la sección Cartas al Director del periódico EL PAÍS (28/04/2012) he leído una carta en la que se menciona la práctica de la obsolescencia programada que, desde hace tiempo, viene llevándose a cabo por la industria para seguir vendiendo y, por tanto, ganar dinero (y creando puestos de trabajo, afirman los partidarios del actual sistema económico). El tema ya ha sido tratado en este blog y, además, ha merecido la atención de un documental de televisión. En esa "carta al director", su autora, Eva Valencia Alarcón, escribe:

     "Se han fabricado bombillas con una duración de 100.000 horas, actualmente, la mayoría están restringidas a 1.000 horas, asegurándose así una venta regular de bombillas. [Un departamento estadounidense del Cuerpo de Bomberos ha celebrado los cien años de funcionamiento de una de sus bombillas]. Otro ejemplo son las impresoras que posen un chip con un recuento de impresiones, cuando llega a determinado número deja de funcionar, siendo más rentable comprar una nueva que repararla; y lo mismo ocurre con otros mecanismos electrónicos.
     Se crean productos de usar y tirar, lo que no solo afecta a los consumidores, sino al planeta, con un consumo de recursos y generando desechos innecesarios. Esto va totalmente en contra del tratado internacional que prohíbe enviar residuos electrónicos a los países en vías de desarrollo. Se alega que son productos de segunda mano, cuando el 80% son irreparables. Estamos convirtiendo a estos países en el basurero del mundo.
     Mientras los mercados nos manipulan, nuestra huella ecológica se agranda. Más vale que empecemos a practicar un consumo sostenible si no queremos destruir nuestro mundo"

     Según explica María Novo, en el libro indicado (pág. 78), "este concepto fue acuñado por Mathis Wackermagel y sus colaboradores en un estudio realizado para el Consejo de la Tierra en 1997. Ellos estimaron cuánto terreno sería necesario para suministrar los recursos naturales consumidos por la población de algunos países y para absorber sus residuos algo así como el espacio que están ocupando en la nave espacial Tierra. Más tarde, esta expresión fue adoptada por el Foro Mundial para la Tierra (WWF), que desde entonces viene publicando periódicamente datos sobre la huella ecológica de más de 150 países".

     En el mismo libro (pág. 80), María Novo señala que los cálculos estimados para España indican que a cada español le corresponden 2,5 hectáreas, pero que, sin embargo, el consumo realizado por persona y la absorción de sus residuos exigen 5,5 hectáreas. Si todos los ciudadanos del mundo quisieran vivir como el ciudadano español medio harían falta los recursos de dos planetas para soportarlo.

     Para disminuir nuestra huella ecológica se ha demostrado que no es necesario que pasemos penurias, basta, como dice la autora de la carta, con que "empecemos a practicar un consumo sostenible". Quizás entonces descubramos que podemos ser más felices y podemos hacer uso de todas las potencialidades de que disponemos como seres humanos. El concepto de huella ecológica es mencionado por el movimiento político, económico y social de decrecimiento, cuyo objetivo es cuidar el medio ambiente y el ser humano como parte de él.

2 comentarios:

Óscar Gartei dijo...

Mientras los políticos y los empresarios entonan con teatralidad, delante de los medios, lo importante que es el crecimiento económico y las medidas presupuestarias que están tomando para recuperarlo, yo pienso todos los días en esto que comentas en esta entrada.

Sí, crecimiento económico sí, ¿pero para qué? ¿A qué precio? ¿Nadie va a parar este sistema industrial ineficiente, contaminante e inmoral? La sociedad tiene que modificar el tipo de estructura consumista que emplea en la actualidad; los sistemas mercantiles son una locura. Cada uno debería poder vivir con los alimentos producidos en su propia huerta, y no depender de entidades que ignoran por completo los derechos humanos o el respeto al medio ambiente.

Un saludo.

Juliana Luisa dijo...

Gracias por tu comentario. Estamos de acuerdo.

Un saludo