Cuando continuamente nos están hablando de crecimiento económico convendría preguntarse: ¿el crecimiento económico conduce inexorablemente a un mayor desarrollo humano?
La experiencia nos ha enseñado -nos continúa enseñando- que el crecimiento económico y desarrollo humano no aumentan de forma paralela. Hay países que, los últimos años, han crecido económicamente y, sin embargo, este crecimiento no ha ido acompañado de un mayor desarrollo humano, si aceptamos que el desarrollo humano se refiere al grado de dignidad en el que vive la población, es decir, si aceptamos que está relacionado con la amplitud de las opciones y capacidades de las personas y que puede concretarse en una mejora de la esperanza de vida, la salud, la educación y el acceso a los recursos necesarios.
¿De qué sirve el crecimiento económico si no va acompañado de un mayor desarrollo humano? De nada, puesto que el crecimiento económico no es un fin en sí mismo, aunque algunos lo pretendan. El crecimiento económico es, debe ser, un medio que nos pueda permitir vivir una vida plena, que no se interrumpa por enfermedades curables y que nos permita acceder a una multitud de bienes que tenemos razones para valorar.
Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía 2008, indica que "a medida que se incrementa el foso entre unos y otros ciudadanos, la política económica se preocupa cada vez más de los intereses de las élites, mientras que los servicios públicos para la población en general (sobre todo la educación pública) se ven privados de recursos. Cuando la política favorece los intereses de los ricos y desdeña los intereses generales, las disparidades de renta se vuelven cada vez mayores. Es un círculo vicioso".
Ahora que tanto se está hablando de los mercados, conviene decir que "los mercados no acabarán nunca con las discriminaciones, pues son, con mucha frecuencia, más la causa del problema que su solución" (Free markets and social justice, Oxford Press, 1947, citado en una de las columnas del recién fallecido José Vidal-Beneyto, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid). ¿No es eso lo que estamos viendo en la Unión Europea, como consecuencia de la actual crisis?
2 comentarios:
Completamente de acuerdo en que son factores que no van de la mano. El ser humano no aprende con las experiencias ajenas y cada persona necesita cometer los errores por si solo.
Se ve en sociedades "acomodadas" como los franceses y sus problemas con la integracion de los inmigrantes.
proximanente lo veremos con los jovenes de Cuba, no viieron la revolución, es decir, no sabian como se vivia con el dictador que derroco Fidel y ahora toda la información con la que cuentan es, las restricciones actuales (no deja de ser otra dictadura) y como se vive en su vecino EEUU. En cuanto Fidel muera y Cuba se abra a toda la influencia de EEUU, me temo que se tiraran a la basura años de educacion (hay consenso en su calidad) y se abrazara un capitalismo salvaje.
es decir, los hijos de los revolucionarios tendrán que cometer los mismos errores que sus abuelos.
Tal vez la historia (y sus consecuencias) deberia ser asignatura obligatoria para ser politico y así evitar avanzar en circulos.
No lo había pensado antes, pero quizás convenga que los políticos, ante de acceder al poder, deban demostrar que saben historia y alguna cosa más.
Un saludo
Publicar un comentario