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sábado, 5 de noviembre de 2011

Política medioambiental del Banco Mundial

     Continúo con el debate planteado por Teresa Angulo.

    Frente a la crisis ecológica con que se enfrenta la humanidad, solo caben cuatro reacciones posibles. Una de ellas es rechazar las pruebas alegando que son absurdas. Otra reacción es la de "comamos, bebamos y disfrutemos, que mañana moriremos". La tercera consiste en replicar que "los científicos ya inventarán algo para arreglarlo". Y, por último, la cuarta reacción consiste en enfrentarse con los hechos y luchar en pro de esos reajustes profundos, sin los cuales no hay ningún fundamento para albergar esperanzas.

     Dejando a un lado la segunda opción, desesperada, las instituciones internacionales que, en estos momentos, gobiernan el mundo -es decir, el actual sistema económico y social- están, unas veces, rechazando las pruebas -cada vez más difícil- y, otras, manifestando su convencimiento de que los científicos ya inventarán algo -lo que significa "jugar a la ruleta" con la vida de las generaciones futuras-.

     Dado el tema que se iba a tratar pareció oportuno el titular Política medioambiental del Banco Mundial, a pesar de que el Banco Mundial siempre ha carecido de política medioambiental. En el libro de José Antonio Sanahuja, ya citado se indica que su Órgano Multilateral de Garantía de Inversiones  califica de "riesgo políticos" "los cambios en el marco regulador que afectan a los intereses del inversor". Nada mejor que un ejemplo. Supongamos que una empresa petrolífera se instala en un país en vías de desarrollo o subdesarrollado porque, entre otras circunstancias favorables, ese país carece de algún tipo de ley medioambiental. Si un posterior Gobierno del país en cuestión -conociendo que en Europa hace tiempo que existen normas de protección del medio ambiente- se le ocurre distar una ley que prescribe la instalación de filtros, según el citado capítulo de inversiones, la empresa petrolífera puede presentar una demanda contra ese Gobierno porque el cumplimiento de la nueva ley le obliga a realizar inversiones no previstas y que harán que sus beneficios económicos sean menores.

     Por otra parte, ¿qué política medioambiental puede esperarse de una institución que tiene a su servicio "sicarios económicos", que considera una buena solución enviar los residuos tóxicos a los países del Tercer Mundo, que apoya el proceso de apropiación de tierras, y la agricultura intensiva e industrial en los países pobres, etc., etc.?

     Estas son algunas de las razones por las que se propone un cambio de sistema económico y social; se propone y se apoyará por todos los medios a nuestro alcance, porque, como ha dicho José Luis Sampedro, no es que otro mundo será posible, es que será seguro.


4 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Así es. O acabamos con la era del petróleo o el petróleo acabará con nosotros.

J. Felipe dijo...

Por cierto que ahora el ex-presidente Aznar anda metido también en un negocio de estos para la reubicación de multinacionales en países del tercer mundo sin leyes medioambientales. El problema para acometer lo que se plantea radica en el servilismo de la clase política para con los grandes grupos económicos, por razones variadas, pero principalmente por la asunción de políticas neoliberales que anteponen el beneficio económico por encima de todo e incluso por encima de las necesidades reales del conjunto de la sociedad. Y eso es lo que hay que cambiar. Mientras eso no ocurra, les importarán muy poco los problemas medioambientales -los enmascararán como sea-, ya que serán los últimos en ser afectados por ellos. Y para entonces... Saludos.

Óscar Gartei dijo...

Cuanto más leo más me sorprende. Lo que algunas empresas/instituciones -comandadas por simios enajenados-, están acometiendo en este mundo parece salido de una película de ciencia ficción. Lo digo porque me parece increíble que con estos datos en la mano, perfectamente comprobables, sigamos sin protestar y dejemos que hagan y deshagan a su antojo...

¿Por qué nuestra especie es tan sumisa?

Juliana Luisa dijo...

Lorenzo Garrido. El petróleo se acabará, se está acabando, y nosotros seguirmos. Eso espero.

J. Felipe, Coincido contigo en que en el neoliberalismo lo más importante el beneficio económico se ha convertido en un fún en sí mismo. Hay que convertirlo en un medio para aumentar el desarrollo económico.

Elemento Cero. a mi juicio no protestabamos porque creíamos que bastaba con hacer bien nuestro tratajo y porque no viviamos mal. También es verdad que no se nos informaba de forma adecuada.