Las llaman "crisis olvidadas" en el argot de la cooperación y la acción humanitaria; son aquellas a las que apenas se destinan fondos y pasan desapercibidas a la mayoría.
Lo mismo sucede con las llamadas enfermedades olvidadas o las personas invisibles, los “nadies”, como los llamó el escritor uruguayo Eduardo Galeano
Los hijos de nadie
los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos
rejodidos”.
Son las niñas afganas, obligadas a ocultarse y abandonar la escuela; son los enfermos de úlcera de Buruli en Costa de Marfil, que padecen esta cruel enfermedad sin apenas hacer ruido; son los sudaneses que se organizan para ayudarse cuando la comunidad internacional les abandona en medio del desastre; son los indígenas batallando por su tierra y nuestra Tierra; son los que mueren de neumonía, hambre o pobreza, todos males prevenibles y evitables.
En una "píldora para pensar" anterior, mencione el caso de "los sudaneses que se organizan para ayudarse. cuando la comunidad internacional les abandona". Todas las "crisis olvidadas" se deben a que, principalmente, los países desarrollados no están preocupados por alcanzar, antes del año 2030, las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidas en la agenda 2030. Hemos olvidado cuándo y por qué la humanidad vio la urgente necesidad de construir un mundo "sostenible".
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