Un día mencioné la conveniencia de hablar del cultivo de café. Quizás ahora, cuando Somalia y el resto de los países del Cuerno de África necesitan ayuda alimentaria, sea el momento oportuno.
Hace unos años, la periodista y escritora Elvira Lindo escribió un artículo, que giraba en torno al cultivo de café en Etiopía y que fue publicado en un Suplemento Semanal (EL PAIS, 21-XII-2003). Etiopía es uno de los países que conforman el Cuerno de África -junto con Somalia, Eritrea y Yibuti-; de ahí que haya considerado que hoy era el momento oportuno para resumir lo que, entonces, decía Elvira Lindo.
Elvira Lindo señalaba que en Etiopía -lo mismo que en Australia- existen dos zonas fácilmente diferenciadas: una desértica, que es la que con más frecuencia sale en los medios de comunicación, y otra frondosa, donde se cultivan los mejores cafés. La compra de estos cafés, en forma de "granos verdes", corre a cargo, prácticamente, de sólo cuatro empresas multinacionales: Kraft, Nestlé, Procter&Gamble y Sara Lee, que, aprovechando su privilegiada posición, lo compran a precios inferiores a sus costes de producción.
Para hacer frente a los bajos precios de compra, los etíopes, en un intento desesperado por salvar su medio de vida, lo han intentado todo, empezando por reducir al máximo la cantidad de intermediarios que hay entre el campesino pobre y la empresa exportadora. "El país está lleno de burros, que, a menudo, mueren exhaustos".
Después de describir cómo transcurrió la reunión de una cooperativa cafetalera, a la que fue invitada, esta periodista y escritora, dice:
"La gente de esta región no está acostumbrada a la ayuda humanitaria. Saben que es necesaria, pero también sienten su orgullo herido al verse así, viviendo de la caridad".
Y es que, como decía el filósofo alemán Emmanuel Kant, la dignidad es una característica del ser humano, algo que experimentan todos los seres inteligentes.
Muy interesante me parece lo que dice Elvira Lindo n uno de los últimos párrafos del artículo que titula El hambre verde:
"Por otra parte, los niños no mueren exactamente de hambre, sino de inanición. Los países están mandando grano, pero faltan los alimentos suplementarios, las proteínas. No se trata de llenar la panza. En el hospital podemos contemplar el proceso de innación infantil: primero, los niños se hinchan, parecen gorditos, y luego de deshinchan y la piel se les empieza a romper por falta de proteínas y a generar infecciones. Con la innanición bajan las defensas, y ahí los vemos con neumonías, con tuberculosis, con fiebres altísimas que les dejan la mirada perdida y sin ánimo de llorar, tumbados en las colchonetas o en el regazo de sus madres, mirándonos con los ojos muy abiertos. La mirada de estos niños te persigue todo el viaje".
Los países ricos no pueden alegar que desconocen las consecuencias de una dieta a base, solo, de hidratos de carbono. ¿Por qué esos envíos de, únicamente, maíz? Porque sobraba en algunos países ricos y lo mandaban contabilizándolo como ayuda al desarrollo.
Federico Mayor Zaragoza repite, una y otra vez, que lo que necesitamos es mayor democracia. No queremos ser cómplices de esos crímenes. Esperemos que, en estos momentos, no se esté repitiendo la historia. Hay que estar vigilantes.
Un grupo de economistas afines al Banco Mundial afirma que el problema se debe a que los etíopes se dedican casi exclusivamente al cultivo de café. "Un problema económico clave del club de la miseria es que los productores no se han diversificado y continúan limitándose a una reducida gama de materias primas". (El club de la miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo, Paul Collier, pág. 267). Me atrevo a discrepar de esa opinión. Primero, en esa zona se producen los mejores cafés y es lo que mejor saben hacer sus habitantes; segundo, ¿por qué no se diversifican los productores de, por ejemplo, Estados Unidos para no tener que necesitar subvenciones"?; y, tercero, la bajada de los precios de compra de los "granos verdes de café" no se debe a una producción excesiva, sino al sistema de comercio internacional existente.
5 comentarios:
Acabas de poner al descubierto una faceta más de la hipocresía del sistema. ¿Y si en realidad lo que está pasando en Etiopía y países similares no se trata más que de un genocidio premeditado? Pero, atención, en los países ricos también se están dando otras formas de genocidio: la alta mortaliad en los accidentes de tráfico y el aumento espectacular de los casos de cáncer, con una muerte al final del proceso, así como el "engorde" de la población parecen confirmar que detrás de todo esto hay un propósito genocida.
Puedo estar de acuerdo contigo en lo que respecta a Etiopía y países similares, pero no puedo estar de acuerdo con tu opinión acerca de los países ricos. La alta mortalidad en las carreteras se debe, a mi juicio a que hemos (no todos) un sisteme de valores en que lo importante es tener y no ser; en cuanto al "engorde" nadie nos obliga a alimentarnos de "comida basura", lo hacemos (se hace) por comodidad y porque "todo el mundo" lo hace. Del aumento de los casos de cáncer, no tengo información. ¿No tiene cáncer los que tienen grandes fortunas?
Gracias por tu comentario. Siempre es provechoso intercambiar puntos de vista.
Un saludo
Imagina que no hubiera otra alternativa que comer comida basura: los supermercados solo venden basura, carne engordada con hormonas y productos de la huerta que han sido tratados con pesticidas. Además, la publicidad empuja literalmente a consumir ese tipo de productos nocivos para la salud. Quizá nuestra diferencia de opinión radica en que aún consideras libres a los ciudadanos de los países ricos; yo, en cambio, los veo totalmente esclavos del sistema. Y si nos atenemos a las cifras, resulta que en un mes mueren en las carreteras de un país como Estados Unidos más personas que por inanición en un país como Etiopía. Por lo menos una conclusión se impone: el sistema capitalista está matando ferozmente tanto en los países pobres como en los llamados países ricos.
A mi no me parece mal que los paises ricos envien sus excedentes de comida y los contabilicen como ayuda al desarrollo.
El error esta en no complementarlo ( como bien indicas).
Ahora tengo entendido que hay unos sobres que contienen todos los nutrientes basicos, faciles de transportar, almacenar, distribuir y barato que en algún foro he oido que es uno de los mayores logros en la lucha con tra el hambre (que no contra la pobreza).
Pienso que la ayuda alimentaria debe ser ayuda. Y para ello deben cumplirse algunas condiciones, por ejemplo,no puede perjudicar a la producción interna de los países que la reciben, no distorsione el mercado y responda verdaderamente a las demandas. Y, por tanto, no es correcto emplearla para colocar los excedentes debidos a las subvenciones que conceden los países ricos a sus agricultores.
Pertenecen a otra categoría los sobre que indicas y de los que tengo conocimiento a través Médicos Sin Fronteras.
Me parece muy buena la distinción que haces entre ayuda contra el hambre y ayuda contra la pobreza.
Un saludo
Publicar un comentario