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martes, 7 de febrero de 2012

Cultura del producir, comprar y vender

      María Novo, directora de la Cátedra UNESCO de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en España, en su libro El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa, capítulo 1: "De dónde venimos: la herencia de la Modernidad", pasa revista a lo que llama "luces y sombras del mundo moderno": describe dónde reside el origen del "reduccionismo y mecanismos como visiones generales del mundo", en otras palabras, dónde se encuentran las raíces del "modelo" de elección racional, a lo que es lo mismo las raíces de la cultura occidental, una cultura sólo preocupada por producir, comprar y vender, en la que las personas carecen de cualquier tipo de proyecto vital que no sea vivir para consumir.

     No pretendo, ni mucho menos, realizar un estudio histórico, pero sí indicar algunas características de esa cultura, nuestra cultura. Es una cultura que se considera a sí misma la única verdadera, de aquí su necesidad de imponerse por toda la faz de la Tierra y una cultura tremendamente depredadora. Aunque sabe que tiene una falta de recursos y un exceso de contaminación, confía (optimistas económicos) que encontrará; por ahora no sabe ni cómo ni cuándo encontrará una solución a estos problemas.

     Como he señalado, en una cultura de consumo: la pulsión de comprar, estimulada por la publicidad, el marketing y los estímulos sociales, se convierte para muchas personas en un sucedáneo de la felicidad. "La cuestión es peligrosa. Desde luego interesa a la economía de mercado, pero, en la misma medida, se convierte en una forma de dar sentido a la vida que resulta engañosa y además nunca llega a alcanzar la plena satisfacción". (Son palabras de María Novo)

     Jeffrey D. Sachs, profesor de Economía y director del Earth Institute de la Universidad de Columbia, en una colaboración periodística  titulada "La economía de la felicidad, ha escrito:

     "Vivimos en un época de vértigo. A pesar de la riqueza total sin precedentes del mundo, existe una gran inseguridad, un gran malestar y una gran insatisfacción. En  EE. UU., una amplia mayoría de los ciudadanos creen que el país está en el camino equivocado. El pesimismo se ha disparado. Lo mismo es válido en muchos otros lugares.
      Frente a este contexto, ha llegado la hora de volver a considerar los motivos básicos de la felicidad en nuestra vida económica. La búsqueda implacable de mayores ingresos está conduciendo a una desigualdad y a una ansiedad sin precedentes, y no a una mayor felicidad y satisfacción en la vida. El progreso económico es importante y puede mejorar marcadamente la calidad de vida, pero sólo si es un objetivo que se persigue junto a otros".

     Estudiosos de variadas áreas de conocimiento señalan que el origen de este problema reside en que nuestra cultura ignora importantes aspectos de nuestra naturaleza como seres humanos: se limita a vernos como "máquinas de calcular".

     Aunque, en ocasiones, no es fácil ni automático. la cultura puede cambiar. Steven Pinker, psicolingüista de Harvard, en un artículo sobre ciencia de la moralidad (2008), dice: "El hombre llegará a ser mejor si se le muestra como es".  Por mi parte, me atrevo a decir, "y llegará a ser más feliz". 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien expuesto. NO sé si has visto la serie de TV "Mad Men", ambientada en los años sesenta, con el nacimiento de la industria publicitaria. Se me ocurre que gran parte del consumismo desmesurado es provocado por los medios de comunicación. Nos inundan con anuncios de todo tipo de artículos que hacen que nos resulten imprescindibles, que pensemos en que si no lo tienes no eres "nadie". Es la cultura del "y-yo-más". Sorprende ver a niños pequeños con un móvil en la mano.

Ramon.Morata dijo...

Creo que estamos en una época de transición donde dicen que " las viejas ideas no acaban de morir y las nuevas ideas no acaban de nacer"
Saludos Ramon

Óscar Gartei dijo...

Estamos atrapados en la red del consumo, en las satisfacciones efímeras y en la persecución de bienes materiales como si de conquistas vitales se tratara. Pienso que quizá este paseo al borde del abismo nos servirá para despertar del letargo, que el descontento cada vez mayor nos empujará a buscar un nuevo rumbo... pero nunca se sabe. No es que la humanidad sea una especie especialmente racional...

Juliana Luisa dijo...

Inma:
No he visto la serie "Mad Men", pero en libro de Jeremy Rifkin "El fin del trabajo" se dice que, cuando se empezaron a aplicar las técnicas de trabajo en cadena, la productividad aumentó espectacularmente, los empresarios para dar salida a los productos que se almacenaban, emprendieron una intensa campaña de propaganda para convencer a los trabajadores que "tenían que comprar cosas" para sr más felices. Es curioso constatar que ahora, a pesar de la crisis o como consecuencia, está aumentando la publicidad; quizás se deba a que se quiere que aceptemos eso del "crecimiento económico".

Ramón, estoy de acuerdo que estamos en una época de transición. A mi juicio urge acortar esta época.

Como dice Elemento Cero, "quizá este paseo por el borde del abismo nos servirá para despertar del letargo". Urge despertar porque, de veras creo que estamos al borde del abismo.

Un saludo a los tres.