Rhzala El Mazouki es una de las 11.500 marroquíes contratadas en origen la recogida de la fresa de Huelva. Lleva 10 años cruzando el Estrecho. Pero esta vez ha sido la primera campaña en lo que, cuando se agachaba bajo los invernaderos, no pensaba solo en que el esfuerzo era para conseguir dinero para su familia. Esta vez lo ha hecho para destinas sus ahorros a ampliar el obrador que ha empezado a regentar en el último año y a que su hija termine los estudios de hostelería y pueda sumarse al negocio. El Mazouki empezó a soñar con propia panadería en2024, cuando, tras volver del tajo,asistía a los talleres de emprendimiento que imparte la empresa para la que trabaja, Agromartín, en Lepe, en colaboración con la Fundación Cepaom y Diputción de Huelva,
Gracias a esta iniciativa, otras temporeras han podido desarrollar proyectos en forma de cooperativa. "Queríamos ayudar a estas trabajadoras, un gran esfuerzo al dejar su país y su gamilia atrás para venirse a recolectar la fruta. Queríamos darles herramientas para quecon lo que ellas ganaban aquí pudieran generar riqueza en sus lugares de origen y se nos ocurrió que la mejor era ayudarlas a emprender", explica Isabel Martín, responsable del Departamento de Administración de Agromartín.
El proceso comienza identificando a las temporeras que muestran interés por montar un negocio, "Algunas dudan al principio, creen con el huerto pequeñito o con dos cabras que tienen en sus casas es suficiente, pero luego comprueban que las cosas se pueden hacer de otra manera, que pueden ahorrar de aquí y que pueden invertir en algo que les ayuda", cuenta Fatia Trichy, una de las formadoras que enseñan a sus compatriotas cómo convertirse en empresarias. "Es maravilloso comprobar que una mujer rural y analfabeta puede ser emprendedora, explica emocionada. Las clases se imparte por la tarde, dos días a la semana. El horario varía según la dificultad del tema, se su cansancio y del calor,
"Las sesiones tienen dinámicas y muy prácticas, basadas en la vida real para que puedan bien lo que se les está impartiendo", cuenta Trichy, "Reflexionamos sobre cómo planificas el tiempo, priorizar, hacer un presupuesto,,".
Con estos consejos, El Mazouki abrió su panadería en Sidi Kalem, en el norte de Marruecos; Saida El Houti ha consolidado su pequeña explotación ganadera en Sidi Redoune, donde da trabajo a su marido; y Jamáa El Majdoubi se ha convertido en una artesana de alfombras en Tifler. Estos tres proyectos se han consolidado. "Comprobar que su esfuerzo da frutos las empodera y permite que sean referentes para su comunidad y sus familias", señala Elena Hernández, presidenta de Cepaim España- En esta compaña se han sumado cinco proyectos que han empezado a desarrollarse en cuanto las temporereas han regresado a sus hogares en Marruecos.
En este curso han participado 24 temporeras. Y se han seleccionado cinco proyectos de 11. "Se han presentado propuestas de crianza de gallinas, panaderías. taller de alfombras y costura. Explotaciones ganaderas o cuscús artesanal", enumera Hernández. Las temporeras marroquíes forman parte de ese lado sombrío que rodea al sector del bruto rojo onubense, capaz de generar casi 1.300 millones de euros en exportaciones, pero que no se desprende del estigma de la explotación laboral, con los asentamientos chabolistas. Las mujeres contratadas en origen son de las más vulnerables de la campaña: distanciadas físicamente de los núcleos de población --porque las viviendas suelen estar de los invernaderos -- y constreñidas por las barreras culturales y el idioma, su aislamiento da lugar a abusos e incumplimiento de sus contratos, tal y como denuncia la organización Jornaleras en Lucha en sus memorias anuales.
Las 24 mujeres que han participado este año tienen entre 25 y 50 años. La mayoría están casadas, pero también hay viudas y divorciadas.
El Mazouki ha conseguido ampliar la panadería e incluir la repostería. Quiere comprar más maquinaria y mudarse a un local más grande para ampliar la producción e incorporar otros servicios servicios como la hostelería. Por eso espera que su hija termine sus estudios. Como Saida y Jamaa, ha regresado este año también a Huelva para hacer crecer sus nuevos sueños empresariales con lo ganan en los invernaderos. "El hecho de sean cooperativas les permite poder a la campaña de la fresa mientras otras se turnan en el trabajo. aunque lo que lo que se pretende es que no dependan siempre de que tengan que venir venir aquí. sino que puedan seguir construyendo su proyecto de vida". (Fuente: El País, 27 de septiembre de 2025)
Desde mi punto de vista, se trata de un ejemplo de verdaderos seres humanos, Por eso he elegido esta noticia.
cleos
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