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sábado, 30 de noviembre de 2024

Agua limpia y saneamiento, ¿por què es importante?

Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6: "garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos"

     El acceso a agua, saneamiento e higiene es un derecho humano, y sin embargo, miles de millones de personas siguen enfrentándose a diario a enormes dificultades para acceder a los servicios más elementales

     Aproximadamente 1.800 millones de personas en todo el mundo utilizan una fuente de agua potable que está contaminada por restos fecales. Unos 2.400 millones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes y letrinas. La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y este porcentaje podría aumentar.

     Más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierte en los ríos o en el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.

 ¿Qué efectos produce esta contaminación?

     Las enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento siguen estando entre las principales causas de fallecimiento de niños menores de 5 años; más de 800 niños mueren cada día por enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene.

     La prestación de servicios adecuados de agua y saneamiento es esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos los relativos a la salud y a la igualdad de género.

     Mediante la gestión sostenible de nuestros recursos hídricos, podemos también gestionar mejor nuestra producción de alimentos y energía y contribuir al trabajo decente y al crecimiento económico. Además, podemos preservar nuestros ecosistemas hídricos y su diversidad biológica, y adoptar medidas para combatir el cambio climático.

¿Cuánto costaría corregir el problema?

     Un estudio realizado por el Grupo Banco Mundial, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la ampliación de los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones desatendidas costaría 28.400 millones de dólares al año entre 2015 y 2030, o el 0,10% de la producción total de los 140 países incluidos en el estudio.

¿Cuánto costaría no corregir el problema?

     El costo sería enorme, tanto para las personas como para la economía,

     Más de 2 millones de personas mueren cada año por enfermedades diarreicas en todo el mundo.

     La falta de higiene y el agua insalubre son responsables de casi el  90% de estas muertes, y afectan principalmente a los niños,

     El impacto económico de no invertir en agua y saneamiento se calcula en el 4,3% del producto interno bruto (PIB) de toda África Subsahariana. El Banco Mundial estima que el PIB de la India se reduce en un 6,4% debido a las consecuencias y los costos económicos de la falta de saneamiento.

     Sin mejores infraestructuras y sin una gestión más eficaz, millones de personas seguirán muriendo cada año y se seguirá perdiendo diversidad biológica y resiliencia de los ecosistemas, socavando la prosperidad y los esfuerzos realizados en pro de un futuro más sostenible

¿Qué podemos hacer?

     Las organizaciones de la sociedad civil deben trabajar para exigir que los gobiernos rindan cuentas, invertir en investigación y desarrollo de los recursos hídricos y promover la inclusión de las mujeres, los jóvenes y las comunidades indígenas en la gobernanza de os recursos hídricos.

     Concienciar sobre estos cometidos y convertirlos en medidas concretas producirá resultados ventajosos para todos y conllevará una mayor sostenibilidad e integridad de los sistemas humanos y ecológicos.

      También podemos colaborar en las campañas del Día Mundial del Agua y el Día Mundial del Retrete, que tienen por objeto proporcionar información e inspiración para adoptar remedidas sobre  cuestiones de higiene. (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/wp-content/uploads/sites/3/2016/10/6_Spanish_Why_it_Matters.pdf)

     En 2004 se comenzó a pensar en la idea del agua como derecho humano. Tal como recoge la publicación del Programa de las Naciones Unidas  para el Desarrollo (PNUD) “Reconocer formalmente un derecho humano al agua expresar la voluntad de hacer efectivo dicho derecho puede sr una manera de estimulas a la comunidad internacional y a los Gobiernos para que redoblen sus esfuerzos para satisfacer las  necesidades básicas.

     Un año después llegaba la proclamación del  Decenio Internacional para la Acción-2015, que promovió la concienciación respecto a la importancia del agua y en 2010, la ONU reconoció como derecho humano el derecho al agua y al saneamiento, reafirmando que son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. Cinco años más tarde, en 2015, tras el reconocimiento de que no se habían hecho suficientes avances, la Asamblea General de Naciones Unidas también reconoció explícitamente el derecho a “un saneamiento que sea saludable, higiénico, seguro, social, culturalmente aceptable y que garantice la intimidad y la dignidad. Después, en 2018, arrancó un nuevo decenio de acción, esta vez llamado, “agua para el desarrollo sostenible”.  Admitiendo con claridad que las tensiones ejercidas sobre el medio ambiente y los modelos de desarrollo económico van unidos y reconociendo que no solo la industrialización tenía efectos negativos en el medio ambiente sino también la pobreza. Desde entonces, todas las agencias  de las Naciones Unidas han mantenido el vínculo entre esos  conceptos y lo han convertido en la clave de su trabajo.

     En las décadas de los ochenta y noventa ya se especulaba  con las  cifras sobre la escasez de agua y se denunciaban los problemas que su contaminación, sobreexplotación y mala gestión estaban provocando en múltiples  ámbitos de la economía, de la sociedad y del medio ambiente, pero el agua  tenía el protagonismo que su importancia merecía     

     El agua es una parte esencial de todos los ecosistemas. Si el hombre modifica el estado del agua, afecta a esos ecosistemas, que a su vez afectan al hombre y así en un bucle infinito. Además, el agua resulta vital  para reducir enfermedades, mejorar la salud, el bienestar y la productividad de las poblaciones y sobre todo para producir alimentos.

     La FAO, en uno de sus libros Estado del planeta,  “recuerda que la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial.  Una cifra alarmante que probablemente crezca con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático.  A pesar de los avances,  la decreciente disponibilidad de agua potable de calidad es un problema importante que aqueja a todos los continentes”. 

 

 

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