El hambre es una realidad para los más de dos millones de habitantes de Gaza tras un año de guerra en el que Israel ha dejado entrar la ayuda humanitaria a cuentagotas. Todos comen poco y mal y la mayoría se despierta por la mañana sin saber si podrá alimentarse ese día, según las últimas cifras publicadas en estos días por Clasificación Integrada de las Fases (CIF, en español. IPC, en inglés), una especie de termómetro mundial para medir la inseguridad alimentaria, elaborado de manera independiente por varias organizaciones internacionales.
Los testimonios que llegan desde la Franja son desoladores, las fotografías de cientos de personas amontonadas
para conseguir un pedazo de pan, también. “No creo que esto haya
sucedido antes. Pienso que Gaza es la crisis más aguda desde la Segunda
Guerra Mundial”, asegura en una entrevista con este diario por
videoconferencia Abdulhakim Elwaer, subdirector general y representante
regional para Oriente Próximo y el norte de África de la FAO, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El CIF establece cinco niveles de inseguridad alimentaria: mínima, acentuada, crisis, emergencia y hambruna y a partir del estadio tres, la situación se considera alarmante. En Gaza, de aquí a abril, más del 90% de la población de la Franja estará ya en esa fase o en las categorías más graves (4 o 5), y más de 340.000 personas, es decir, un 16% de la población, se encontrará en una situación catastrófica. Si nada cambia, Gaza va camino de convertirse en una “catástrofe de magnitud sin precedentes”, alerta el informe.
“Que no podamos confirmar la hambruna hoy, no quiere decir que no la haya”, recalca Elwaer “La gente se está muriendo escondida en refugios, rodeada de enfrentamientos y nadie se está enterando”.
Pregunta. ¿Usted había visto ya una población entera sufriendo estos niveles de inseguridad alimentaria?
Respuesta. No creo que esto haya sucedido antes. Pienso que Gaza
es la crisis más aguda desde la Segunda Guerra Mundial. Es muy alarmante
ver a una población entera sometida a estos niveles de inseguridad
alimentaria. No hay otro caso en el mundo. En términos absolutos, en
nuestra región, Sudán tiene más población pasando hambre,
unos 25 millones de personas, algo más de la mitad de sus habitantes.
Es enorme, pero en Gaza, en términos de porcentaje de población
afectada, la crisis es mucho mayor. Además, en Sudán el nivel 5 del
hambre se registra en una zona muy específica en la parte oeste de
Darfur.
P. ¿Los daños de la desnutrición serán reparables?
R. Algunos de los efectos no se podrán revertir, como el retraso en el crecimiento de los niños o enfermedades que afectan al cerebro. Aunque haya un alto el fuego esta noche, la severidad del hambre sufrida en muchos casos no se podrá borrar. En las organizaciones internacionales estamos muy preocupados por el bienestar futuro de una generación de niños que están en Gaza en este momento.
P. Llevamos meses diciendo que la hambruna es inminente en Gaza y las cifras son cada vez peores. ¿Hay hambruna en Gaza?
R. Que no podamos confirmar la hambruna hoy, no quiere decir que no la haya. Para declararla oficialmente se necesita acceso, que no existe, y coordinación con el sector sanitario, que está totalmente destruido, concretamente hospitales, para identificar a la gente que está llegando con una desnutrición extrema o para confirmar fallecimientos por desnutrición. Pero la gente se está muriendo escondida en refugios, rodeada de enfrentamientos y nadie se está enterando. Es imposible verificar todo esto, pero las cifras del CIF son claras: los casos están ahí, organizaciones como Unicef o la OMS han identificado algunos y está claro que hay indicios de hambruna.
P. ¿Qué más debe pasar para que el mundo actúe?
R. No lo sé. No hay justificación para que esto continúe. Cada minuto que perdemos cuenta. Entendemos los argumentos (israelíes) de defensa y de seguridad, pero no hay cómo, aceptar y justificar la muerte de niños y mujeres en nombre de esto. Los civiles necesitan protección inmediata. Su único error es haber nacido y vivido en Gaza y están pagando por ello con sus vidas.
P. ¿Qué significa en la práctica que una persona se encuentre en estos niveles 3, 4 o 5 de la escala del hambre?
R. El nivel 3 significa que la gente se despierta y no sabe si podrá comer ese día. Es terrible y eso es lo que vive la mayoría de los gazatíes. Hay días en que pueden comer algo, otros que no. El nivel 4 implica pasar tres días sin comer y el nivel 5, al menos 10 días sin ingerir una comida. En ese momento, la gente comienza a morirse de hambre. Un 16% de la población de Gaza, sobre todo en el norte, llegará a este nivel extremo en los próximos meses si nada ocurre. La realidad es que en este momento no podemos llegar a la gente porque la ayuda humanitaria no logra entrar, los trabajadores humanitarios no pueden acceder a todas las regiones de la Franja y no tienen certeza de qué áreas son seguras, y la población sigue desplazándose sin descanso.
P. Los habitantes del norte de Gaza, donde la ofensiva israelí ha arreciado en estos días, aseguran que no reciben ningún tipo de asistencia desde hace semanas.
R. La comunidad internacional la que debe establecer las restricciones de acceso de la ayuda humanitaria en un conflicto, pero desde el 7 de octubre de 2023, las autoridades israelíes, lideradas por sus responsables de Defensa, son quienes controlan y restringen los accesos a Gaza. En estos meses hemos visto cómo los trabajadores humanitarios eran tomados como blanco y algunos han muerto. El mensaje claro es que no existe acceso seguro para la ayuda humanitaria en Gaza. El norte, donde están los casos de inseguridad alimentaria más graves, se ha visto completamente cortado del resto del territorio durante mucho tiempo y ha sido especialmente castigado a la hora de recibir esta asistencia. Y no solo durante las últimas tres o cuatro semanas.
P. ¿Qué se hace desde la FAO para paliar este desastre humanitario?
R. El 70% de los cultivos de Gaza están destrozados, la población se desplaza sin descanso para huir de los bombardeos y prácticamente nadie puede cuidar de una huerta. También queda poco ganado y las piscifactorías y la pesca desaparecieron cuando estalló la guerra. La capacidad de las comunidades para producir su propia comida es nula y nosotros intentamos que los gazatíes mantengan lo que les queda de ganado y sean capaces de producir algo, aunque sea poco. Para ello, hemos suministrado pienso, comprándolo in situ o haciéndolo entrar en la Franja, y vacunas para animales. Estos bienes se han considerado ayuda de emergencia, al mismo nivel que la comida, el agua y la gasolina. Es algo que no había ocurrido nunca en una situación de crisis, porque los animales no suelen ser una prioridad, pero se han visto como una manera de contribuir a la supervivencia humana.
P. ¿Qué más debe pasar para que el mundo actúe?
R. No lo sé. No hay justificación para que esto continúe. Cada minuto que perdemos cuenta. Entendemos los argumentos (israelíes) de defensa y de seguridad, pero no hay cómo, aceptar y justificar la muerte de niños y de mujeres en nombre de esto. Los civiles necesitan protección inmediata. Su único error es haber nacido y vivido en Gaza y están pagando por ello con sus vidas.
P. ¿Qué significa en la práctica que una persona se encuentre en estos niveles 3, 4 o 5 de la escala del hambre?
R. El nivel 3 significa que la gente se despierta y no sabe si podrá comer ese día. Es terrible y eso es lo que vive la mayoría de los gazatíes. Hay días en que pueden comer algo, otros que no. El nivel 4 implica pasar tres días sin comer y el nivel 5, al menos 10 días sin ingerir una comida. En ese momento, la gente comienza a morirse de hambre. Un 16% de la población de Gaza, sobre todo en el norte, llegará a este nivel extremo en los próximos meses si nada ocurre. La realidad es que en este momento no podemos llegar a la gente porque la ayuda humanitaria no logra entrar, los trabajadores humanitarios no pueden acceder a todas las regiones de la Franja y no tienen certeza de qué áreas son seguras, y la población sigue desplazándose sin descanso.
P. Los habitantes del norte de Gaza, donde la ofensiva israelí ha arreciado en estos días, aseguran que no reciben ningún tipo de asistencia desde hace semanas.
R. La comunidad internacional la que debe establecer las restricciones de acceso de la ayuda humanitaria en un conflicto, pero desde el 7 de octubre de 2023, las autoridades israelíes, lideradas por sus responsables de Defensa, son quienes controlan y restringen los accesos a Gaza. En estos meses hemos visto cómo los trabajadores humanitarios eran tomados como blanco y algunos han muerto. El mensaje claro es que no existe acceso seguro para la ayuda humanitaria en Gaza. El norte, donde están los casos de inseguridad alimentaria más graves, se ha visto completamente cortado del resto del territorio durante mucho tiempo y ha sido especialmente castigado a la hora de recibir esta asistencia. Y no solo durante las últimas tres o cuatro semanas.
P. ¿Qué se hace desde la FAO para paliar este desastre humanitario?
R. El 70% de los cultivos de Gaza están destrozados, la población se desplaza sin descanso para huir de los bombardeos y prácticamente nadie puede cuidar de una huerta. También queda poco ganado y las piscifactorías y la pesca desaparecieron cuando estalló la guerra. La capacidad de las comunidades para producir su propia comida es nula y nosotros intentamos que los gazatíes mantengan lo que les queda de ganado y sean capaces de producir algo, aunque sea poco. Para ello, hemos suministrado pienso, comprándolo in situ o haciéndolo entrar en la Franja, y vacunas para animales. Estos bienes se han considerado ayuda de emergencia, al mismo nivel que la comida, el agua y la gasolina. Es algo que no había ocurrido nunca en una situación de crisis, porque los animales no suelen ser una prioridad, pero se han visto como una manera de contribuir a la supervivencia humana.
P. ¿De cuánto ganado hablamos?
R. De unas 30.000 cabras y ovejas, un 40% de la cifra total de antes de la guerra. Pero ese ganado aún vivo disminuye cada día con los desplazamientos, la necesidad de comer y los bombardeos israelíes. Desde FAO hemos suministrado pienso para 4.400 pequeños propietarios, gente que tiene cuatro o cinco ovejas o cabras. Esas familias están en el sur y en el centro. Jamás en este año hemos podido llegar a las familias del norte de Gaza. Tenemos un cargamento de 136 toneladas de forraje que espera en la frontera y seguimos intentando encontrar dentro de la Franja pienso y forraje, aunque no es nada fácil.
P. ¿Cuándo fue la última vez que lograron hacer entrar pienso en Gaza?
R. A finales de mayo, antes de la operación terrestre israelí en Rafah. Es una situación muy crítica. Lo que me preocupa mucho ahora es que llega el invierno y entramos en un periodo aún más duro, sobre todo de enfermedades, incrementadas debido a la falta de comida. (Fuente: El País. Planeta Futuro, 26 de octubre de 2024)
El primer Objetivo de Desarrollo Sostenible es "poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo". Esperemos que ese objetivo se alcance en Gaza antes del año 2030.
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