Cuando Moha (Mohamed Salioa), siendo un niño, habló con sus padres de sus intenciones de viajar a Europa, no lo tomaron en serio “Lo digo todo sonriendo y no me creyeron”, relata. Vivía bien, clase media, pero quería mejorar en Europa” añade, viajó por Mali y Argelía antes de llegar a Marruecos, Fue un Trayecto largo, cansado, con paradas temporales para trabajar y conseguir dinero. Pasó por Casablanca y luego llegó a Tánger, donde le dijeron que podía subir a una patera Cuando lo Intentó por primera vez, su bote fue interceptado por la marina marroquí.
“Nos llevaron a comisaria, nos subieron a un autobús y nos soltaron en mitad del desierto, cerca de la frontera”, recuerda. La situación se repitió otras seis veces con el mismo resultado, hasta que un amigo le recomendó probar desde Nador.
De allí recuerda los días de espera en la montaña, las carreras de madrugada ante las redadas policiales y también el viaje junto a otras 47 personas, Aquellas 24 horas se le hicieron eternas. “Fue un infierno: es una experiencia que no deseo ni a mi peor enemigo”, destaca.
Tuvieron suerte. Salvamento Marítimo los rescató. “Soy muy afortunado, muchos amigos han fallecido en el Mediterráneo”.
Su primer contacto con España fue el municipio almeriense de Motril y, a partir de ahí, empezó un periplo que lo llevó a Granada y luego a los municipios de Gor, Padules , - en un centro provisional, de menores extranjeros no acompañados- y Canjáyar (Almería) donde conoció a Pilar Carmona, su profesora de inglés y ciencias sociales durante un año. Se llevaban bien y un día Moha vio que, cuando sus amigos cumplían 18 años, soplaban los velas y los dejaban en Lacalle, sin opción de volver al entro de menores. Él quería seguir estudiando. Y pidió ayuda a la docente.
"Uno no siempre puede solo. No hay que vergüenza de que alguien te eche una mano", asegura. "Claro que ayudo", le respomdió Carmona, que incluso arrancó un largo proceso de acogimiento familiar con Cruz Roja que finalmente se desestimó porque decìan que no era idóneo para él.
Cuando fue mayor de edad, ella le alquiló una habitación para que terminara sus estudios. Después, comenzaron un proceso de adopción, ya culminado, aunque llevan 18 meses esperando el libro de familia que lo certifique. "Ha sido un proceso largo, pero cuando ves cómo responde él a todo, cómo persigue sus sueños, me parece una gran decisión. Estoy encantada con él", sostiene la profesora".
Durante sus seis años en España, no ha desaprovechado el tiempo, Estudió tercero y cuarto de la ESO y, después, un FP de Auxiliar de Enfermería. Más tarde, trabajó en una residencia de mayores y volvió a las clases para cursar un grado superior de protésico dental.
Aprovechó sus etapas formativas para intercambios y prácticas en el extranjero: Milán. Turín y Oporto, donde le dieron trabajo. Él prefirió volver a Almería y en abril fue contratado en el hospital Vithas de la capital almeriense, donde ya había hecho prácticas. Ejerce de celador hospitalario.
Su objetivo es matricularse en Enfermería o Medicina en la Universidad de Almería. "Quiero ser el mejor y dividir mi tiempo: trabajar aquí, pero también en mi país, echar allí una mano", señala.
Cuando habla de Guinea Conakry se le abren los ojos. Aunque ha jurado la bandera y renunciar a su nacionalidad. aún no tiene pasaporte y todavía no ha podido volver a ver a su familia. Tiene un hermano menor, otro mayor y una hermana. Echa muchísimo de menos a madre.
Pregunto: "¿Dónde están los derechos humanos?
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