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miércoles, 8 de mayo de 2024

Solidaridad

     Nuestra especie, además, de inteligente, es empática, social y solidaria. Ama la paz y no la guerra. Me parece importante mencionar la solidaridad que demuestran tener algunas personas de la isla canaria de El Hierro. 

     Cada vez que llegaba un cayuco al puerto de La Restinga, en la isla El Hierro. aparecía a toda velocidad una joven veinteañera, rubia y pecosa, subida en un patinete eléctrico.Vestía el chaleco de la Cruz Roja y arrastraba como podía a los náufragos hasta tierra firme, Les daba una manta y un zumo, como una más  de las decenas de voluntarios que se han volcado en los últimos meses ante la llegada de miles de personas desfallecidas al muelle de su pueblo. Pero Melisa González, madre de tres niñas con solo 28 años,  fue algo más allá.

     En un desembarco al que acudió con un patinete como siempre, había un adolescente senegalés de 16 años al que ella atendió y registró antes de que se lo llevasen a un centro de menores de la isla. El chico,  bajo el nombre ficticio de Mamadou empezó a ir al instituto y a compartir patio de recreo con las hijas de González. "Ellas compensaban lo mal que les tratas [a los inmigrantes]. porque aquí, aunque no se note, hay mucho racismo", explica. Cuatro meses más tarde, las autoridades metieron a Mamahou y a otros del centro en un barco con destino a Tenerife. La mayoría no volvieron. Dejaron sus pupitres vacíos.

     El motivo de ese viaje era que los chicos debían someterse a las pruebas de determinación de la edad.  Mammadou y González jura y perjura que  está por cumplir los 17 años, pero sus pruebas arrojaron que es mayor. Así que lo llevaron a un centro de migrantes adultos en Tenerife.

     "Yo los conocía bien y fue super curioso porque los resultados de las pruebas de los que eran menores de verdad dieron que eran mayores. Es absurdo porque se ve que son niños, en su físico y en la mentalidad. En los centros de menores hay chicos que tienen 30 años, mientras que el que no llega a los 17 está en la calle", lamenta González.

     Mamahou y González retomaron el contacto días después. "Realmente lo estaba pasando mal No es lo mismo estar en un centro de menores que en el campamento de mayores donde le robaban,  pasaba hambre... Al día siguiente, lo tenía en mi casa", recuerda. "Mis padres al principio me preguntaron si estaba segura, pero ahora están tan felices y le han comprado unas botas de fútbol, cuenta."Es una responsabilidad muy grande. porque no es que duerma en mi casa, es que yo ejerzo de madre con él también.Pero él está feliz y ha vuelto al instituto".

En El Hierro -la isla canaria más pequeña y menos poblada, con solo 11,000 habitantes- González no es la única: hay varios vecinos que han asumido la responsabilidad de acoger a chavales a los que el sistema se deja por el camino. (Fuente: El País, 31 de marzo de 2024).

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