Escribe María Novo que la contrapartida de la hulla trazada por el Norte es, según se nos recuerda desde el Sur, una deuda ecológica que los países industriales han contraído a lo largo del tiempo con los del resto del planeta, por la utilización masiva que han hecho de sus recursos forestales, mineros y, en general, de su biodiversidad, así como por la ocupación de su espacio ambiental con residuos. También tiene el carácter de deuda social, en referencia a todo el trabajo mal pagado que se ha obtenido de sus gentes.
Esta deuda nace de un intercambio desigual desarrollado históricamente,mediante el cual el nivel de vida del Norte se ha ido asentando en el inmenso flujo a su favor de bienes naturales, en la utilización de espacios del propio Sur, en los daños ambientales que se han producido en estos territorios para la extracción de recursos y el depósito de desechos:
-- Uso de las tierras de cultivo (que daban al Sur autosuficiencia alimentaria) para monocultivos de productos que el Norte demandaba (algodón, cacao...)
-- Agotamiento de recursos no renovables en sus territorios (petróleo. minerales...) para preservar los recursos existentes en el Norte.
-- Destrucción de sus bosques, de sus bienes marinos, a una velocidad imposible de compensar con los mecanismos de renovación naturales.
-- Ocupación gratuita o muy barata de su espacio ambiental -agua, aire, suelos- con residuos.
-- Explotación de mano de obra barata.
-- Desarticulación de muchas culturas campesinas y de formas de vida originarias. Migraciones forzadas por el hambre, del campo a la ciudad y a otros países. [...]
No es María Novo la única persona que escribe sobre esas cosas, hay muchos otros autores que han escrito sobre lo mismo. Por desgracia, los países desarrollados siguen cometiendo muchas injusticias y barbaridades. Solo la Organización de Naciones Unidas está intentando ayudar a todos los países que sufren esas injusticias y barbaridades.
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